El gusto de lo real

Imagina que Nisargadatta y Nagarjuna debaten sobre la realidad...

Vicens Castellano

4/11/20253 min read

“El gusto de lo real”

La escena:

El bar es modesto. Incienso quemando, un ventilador que gira lentamente. Los dos hombres se sientan a una mesa. Tazas de te con cardamomo. Silencio. Y luego...

Nisargadatta (con mirada directa):

Tu dices que nada tiene esencia propia. Que todo es vacío. Pero ¿quién sabe eso? ¿Quién es ese que contempla este vació i lo conoce como tal? Si no hay ningún testimonio, niguna esencia subyacente, como puedes hablar del saber que lo conoce?

Nagarjuna (sonriendo ligeramente):

Este "quién" que invicas es solamente una etiqueta más. Una palabra para el conjunto de procesos interdependientes. La mente toma el fenómeno del conocimiento y lo solidifica como un "testimonio". Pero este testimonio es solamente otra construcción. Si lo buscas, no lo encuentras.

Nisargadatta (con tono seco, casi cortante):

Es que no lo puedes encontrar porque tú eres eso. El que busca no es diferente de lo que es buscado. Es la consciencia misma la que se autoconoce. Lo demás son nubes que pasan. ¿No ves que sin ese "ser", no habría preguntas, ni dependencia, ni vacío?

Nargarjuna:

El problema es que confundes la funcionalidad con la substancialidad. Sí, hay apariencia de conocimiento, pero eso no implica una entidad inmutable detrás. El fuego quema, pero no hace falta suponer un "principio de combustión eterno" que lo sustente. Lo que llamas "ser" es solamente una construcción conceptual enraizada en la familiaridad.

Nisargadatta (inclinándose hacia adelante):

Y al mismo tiempo, cuando duermes profundamente, el mundo desaparece, pero tú permaneces. No hay formas, no hay pensamientos... pero está el sentimiento latente de ser, sin atributos. Desde ahí hablo. Esta consciencia desnuda, previa a todo contenido, es la fuente de todo lo que aparece. Lo que está vacío no puede dar lugar a nada.

Nagarjuna:

Es una ilusión pensar que, por el hecho de que los fenómenos aparecen, necesitan un fundamento inmutable. La lluvia cae, y no hay una entidad "lluvia en sí". El dormir profundamente no es prueba de ninguna consciencia eterna, sino solamente ausencia de actividad mental. Y te diré más: atribuir substancia a la consciencia es el último bastión del ego disfrazado de sabiduría.

Nisargadatta (con una sonrisa fría):

El ego no puede sostener la consciencia. Es como una sombra que intent tocar la luz. Yo hablo de eso que es antes que el pensamiento, antes de la percepción, antes del "ego". El que observa tu desandamiage lógico... es anterior a toda lógica. Tu dudas del fundamento, pero ¿quién duda? ¿Qué es eso que lo presencia todo i no puede ser negado?

Nagarjuna (con templanza):

Cualquier afirmación metafísica positiva se convierte en una jaula conceptual. Te invito a la caída libre: dejar ir, no solamente el mundo, sino también el testimonio. El nirvana no es un estado del ser, sino el fin de toda fijación. No es lo que queda cuando todo desaparece, sino el reconocimiento de que no había nada fijo desde el principio.

Nisargadatta (con voz grave y clara):

Tú propones la destrucción de todas las formas. Yo propongo la realización de quien las contiene todas. Tu te disuelves. Yo me reconozco. Y, al final, tal vez no hay tanta distancia entre nosotros. Puede que tú disuelvas el espejismo .. y yo me doy cuenta de que solamente hay el espejismo, visto desde la única cosa que no cambia: el testimonio inmutable.

Silencio.

La mano de Nagarjuna toma la taza de te. La gira suavemente entre los dedos. La voz de Nisargadatta murmura, casi como un mantra: "No eres el cuerpo. No eres la mente. Eres el testimonio del nacimiento y la muerte... incluso del vacío el él proclama".

Y en ese momento, tal vez ninguna de los dos tiene razón.
O puede que los dos digan exactamente lo mismo... desde el otro lado de la paradoja.