La naturaleza de tu mente

Breve reflexión sobre la necesidad de conocer la naturaleza de la mente con la que conoces el mundo.

Vicens Castellano

7/24/20242 min read

Lo único que te es dado conocer es tu experiencia externa a través de tus sentidos: lo que ves, oyes, tocas, gustas, o hueles, y tu experiencia interna a través de tus pensamientos, sentimientos, emociones, y sensaciones ¿y qué es la experiencia sino tu mente? Una imagen mental, una representación auditiva, una sensación en tus dedos o en la boca de tu estómago...

Obsérvalo: todo lo que conoces, has conocido y conocerás alguna vez, está, ha estado, y estará siempre dentro de tu propia experiencia. Lo único que conoces del mundo en el que crees vivir, de los demás y de ti mismo, es tu experiencia de eso. Míralo con atención: ¿puedes conocer algo si no es a través de tu experiencia? ¿Tienes algún conocimiento que no provenga de tu experiencia? Tu experiencia es la intermediaria necesaria entre tú y todo lo que conoces.

Siendo que lo único que puedes conocer es tu experiencia, y que toda tu experiencia la conoces en forma de tu contenido mental, para poder llegar a conocer la realidad última de lo que conoces debes conocer la naturaleza de tu mente. ¿Lo ves? Para que tu mente pueda conocer la naturaleza de la realidad primero debe conocer su propia naturaleza.

Tu mente es el instrumento a través del cual conoces todo lo que conoces, has conocido y conocerás alguna vez. Pero, como sea que tu mente está limitada en su capacidad de percibir, todo lo que experimentas está también sometido a limitaciones, de ahí se deriva que el conocimiento más elevado que tu mente puede alcanzar es siempre el de su propia naturaleza, dado que, si tu mente no conoce su propia naturaleza no podrá estar segura de si aquello que experimenta es cierto o es el reflejo de sus propias limitaciones.

La autoindagación es fundamental en este camino porque al preguntar sobre la naturaleza de tu propia mente estarás dejando a un lado los contenidos de tu mente para centrarte en la naturaleza misma de tu mente. Ya no te preguntas sobre el tipo de experiencia que tienes, sino sobre la naturaleza misma de eso que es tener experiencias, de eso que te permite experimentar y conocer.

Tanto la pregunta: "¿De qué color son las fresas?", cómo la respuesta "Rojas", son contenidos mentales, pero la naturaleza de la mente que hace esa pregunta y la responde no aparece ni en la respuesta, ni en la pregunta, de la misma manera que la pantalla en la que se proyecta una película nunca aparece como una imagen en la película.

El reconocimiento de la naturaleza de tu mente es pues un tipo de conocimiento diferente del que bien vale la pena que te ocupes.